Saludo el reciente libro sobre “Pobreza Energética Rural en el Perú: la dimensión de las brechas”, de los valiosos profesionales Alfonso Carrasco, Rafael Escobar y Benito Ramírez. Personas comprometidas con la tarea del desarrollo sostenible, desde hace muchos años, de quienes he conocido su trabajo y que han inspirado mi anterior gestión como viceministro de Energía y nuestro compromiso permanente con las energías renovables y el desarrollo sustentable.
Se trata de temas cruciales como el acceso a la electricidad, donde el país tiene una deuda pendiente con casi dos millones de peruanos sin dejar de mencionar la población que fuera de la capital, tiene un servicio publico de electricidad de menor calidad, por la cantidad de interrupciones. La Energía es multidimensional, sirve por ejemplo para la preparación de alimentos, donde se juega la seguridad alimentaria, en un pais donde 4 de cada 10 menores de 5 años esta condenado al hambre, la anemia y la desnutrición.
También es importante la Energía para calefacción, sobre todo hoy que hay una mayor incidencia de las heladas en la sierra y el friaje en la selva, cambios de
temperatura fuera de pronostico, que afectan la salud de los más vulnerables
En el Perú, el FISE o mecanismo de subsidio directo del sector energía utiliza un Índice de Acceso a los Servicios de Energía que permite estimar la capacidad energética de un distrito y por ende su mayor o menor pobreza energética, en función a nivel de acceso o uso de energía en tres dimensiones, combustibles domésticos, electricidad para iluminación y energía mecánica.
En el Perú, el FISE o mecanismo de subsidio directo del sector energía utiliza un Índice de Acceso a los Servicios de Energía que permite estimar la capacidad energética de un distrito y por ende su mayor o menor pobreza energética, en función a nivel de acceso o uso de energía en tres dimensiones, combustibles domésticos, electricidad para iluminación y energía mecánica.
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